Las alhóndigas de Granada

 

Por Ana M. Carreño Leyva

Fundación Pública Andaluza El legado andalusí

 

 

De la intensa actividad comercial que tuvo lugar en Granada en época nazarí, solo queda como testigo la alhóndiga Yadida. Conocida como Corral del Carbón es la única que se conserva en España. En sus dependencias se encuentra la sede de la Fundación El legado andalusí.

La Granada medieval fue un importante centro para el comercio que atraía a mercaderes de todo el entorno mediterráneo. Sus productos gozaban de gran prestigio, sobre todo los textiles, los agrícolas y la cerámica, además de las manufacturas y productos de lujo, que, como la seda y otros tejidos nobles, gozaban de renombre internacional. La actividad comercial dotaba de un extraordinario dinamismo a la capital del reino nazarí. Tanto Yusuf I como Muhammad V apoyaron este sector con la construcción de alhóndigas y otros establecimientos centrados en el comercio, y la dotación de infraestructuras para el transporte: vías y puertos secundarios como el de Salobreña. Sin embargo, el verdadero impulso que aprecia esta actividad comercial a escala internacional se consigue gracias a la intervención del estado nazarí, con la implicación de las élites políticas y económicas.

En el relato de la visita a las tierras del Reino de Granada del médico y comerciante egipcio Abd al-Basit, donde es recibido por Muley Hacen en 1465 y 1470, nos cuenta: “[…] el ambiente de sus calles, llenas de tejedores, joyeros, ceramistas, artesanos del cuero y fabricantes de armas…[…] ”. Estos productos encontraban salida en los mercados de Castilla o en el área mediterránea a través de los puertos de Málaga y Almería. Sobre la cerámica popular granadina hace interesantes observaciones como la que se refiere a un tipo de arcilla roja con la que se fabricaban vasijas muy ligeras para el agua, que daba un extraordinario sabor y dotaba al agua propiedades beneficiosas para purificar la sangre[1].

No resulta difícil imaginarse el trasiego por la intensa actividad comercial en el centro urbano. Aunque apenas quedan en pie muy pocos lugares relacionados, de otros solo conocemos su ubicación exacta, si bien nos queda el testimonio que por fortuna nos dejaron los artistas. Sus obras nos han acercado a aquella Granada de antaño, aunque sus descripciones nos lleguen veladas por la engañosa fidelidad de la mente creadora de los viajeros románticos, quienes ilustraron para las páginas de la historia el patrimonio desaparecido, proyectando una imagen melancólica de aquella Granada de la que su esplendor solo arrojaba ya un brillo desvaído en sus ruinosos edificios.

 

[1] Álvarez de Morales, C. “Abd al-Basit visita el Reino de Granada. Revista del CEHGR núm 26. (2014)

Interior del arco de la portada del Corral del Carbón decorado con mocárabes.

 

Comercio internacional

Sin embargo, ya en el siglo X, el monarca zirí Abdallah nos cuenta en sus Memorias, que Madinat Ilbira, y más tarde Madinat Garnata, controlaban el tráfico comercial de la región y que contaba con una importante estructura mercantil. De hecho, a primeros del siglo XIII, consolidada ya la política del Reino de Granada, se firman los primeros acuerdos comerciales con una potencia mediterránea, como Génova. Estos tratados de comercio se veían reforzados por la cercanía de los puertos de Málaga, Almuñecar o Almería, de forma que se fueron ampliando sucesivamente a otros importantes ámbitos mercantiles como Cataluña, Venecia, Florencia, Mallorca, Aragón o el Norte de África.

Según documentación cristiana, en Granada había al menos 14 alhóndigas. Esta denominación da lugar a pensar, que a juzgar por el número de ellas se deriva de la traducción de al-funduq, de donde por otro lado toma el nombre popular, lugar de hospedaje, que conocemos como fonda.

Estos establecimientos, propiedad de la familia real nazarí, al igual que los molinos, aceñas, hornos, tiendas y baños, estaban gravados por la llamada renta de la hagüela[2] (hawala), que hace referencia en las finanzas islámicas a la subrogación o transferencia de crédito. Según figura en las relaciones de los habices[3] nazaríes, casi todas estas alhóndigas estaban ubicadas en el entorno del arrabal de Bibarrambla y el Zacatín, si bien había otros en la puerta del Albayzin, junto a la mezquita de este barrio -actual San Salvador-, la cuesta de la Alhacaba y la actual Plaza Nueva.

Sin embargo, los establecimientos al servicio del comercio más importantes en Granada eran tres: la alhóndiga Yadida (Corral del Carbón), la Zaida, y la de los Genoveses.

De estas tres alhóndigas sólo ha sobrevivido una, la única que existe en España, y que está maravillosamente bien conservada: el Corral del Carbón. La historia de su supervivencia narra los avatares de una ciudad que de mora pasó a ser cristiana, que de lucir las más bellas construcciones árabes fue adornada con la opulencia renacentista, y que ha acogido sucesivamente un enjambre de estilos, marcando igualmente los grandes hitos de su existencia.

 

[2] Peinado Santaella, Rafael G. “El patrimonio real nazarí y la exquisitez defraudatoria de los principales castellano”. Medievo hispano: estudios in memorian del Prof. Derek W.Lomaz. 1995.

[3]  Donaciones religiosas  inalienables del islam otorgadas para sostenimiento de instituciones de carácter religioso, social o piadoso.

La Alhóndiga al-Yadida, o la Nueva, hoy conocida como Corral del Carbón fue mandada a construir por el rey nazarí Yusuf I entre 1300 y 1332. Aunque era una dotación para Madinat Garnata (la actual Granada), fue propiedad de las reinas nazaríes. Así lo prueban numerosos documentos, entre ellos el de compraventa que suscribió el marqués de Ureña, y en el que intervinieron los Reyes Católicos en 1493, precisamente a colación del fundud al-Yadida: “todas las alearías, é tierras, é heredamientos, é molinos de aceite, é molinos de pan, é hornos é tiendas, é mesones é atarbeas, é baños é otros cualesquier bienes raices que ellas tienen, é cada una dellas, en esta cibdad de Granada é en su tierra é  termino, é en la villa de Motril é Salobreña, é en otras cualesquier partes de este reino de Granada”.[4]

 

[4] Simancas. Negociado de mar y tierra, nº 1315 (Colección de documentos inéditos para la historia de España, tomo XI (Madrid 1847), pp. 543-544)

La Alcaicería en la actualidad.

La Alhóndiga Yadida contaba con una excelente localización por su proximidad a la Alcaicería (al-qaysariyya), un zoco que cerraba sus puertas por la noche para mayor seguridad al estar destinado a la venta de artículos de lujo. La principal clientela provenía mayormente del comercio exterior, y este comercio de lujo empieza a fructificar en Granada en la baja Edad Media, gracias a los diversos tratados que se suscriben entre la República de Venecia y el Reino de Granada. En sus tiempos, la Alhóndiga Yadida quedaba en la margen izquierda del río Darro, donde había un puente que conectaba ambas orillas, el llamado Puente de la Alhóndiga Nueva, o más tarde del Carbón.

En estos establecimientos se daba alojamiento a pequeños mercaderes; los más pudientes se reservaban otro tipo de hospedaje donde no tuvieran que compartir el espacio con los animales, evitando así olores molestos. Los alojamientos se distribuían entre las dos plantas superiores, a las que se accedía por dos escaleras a ambos lados del patio, de las que sólo se logró conservar una. Los animales de carga se acomodaban en la planta baja del establecimiento, donde también se almacenaban las mercancías. En el centro del patio porticado, una alberca que se alimentaba de agua corriente servía para dar de beber a los animales y otros menesteres de limpieza.

Esta alhóndiga estaba generalmente dedicada a la mercancía de cereales, mayormente trigo y siguiendo el ejemplo de otros establecimientos al uso carecía de ventanas y sólo se podía acceder desde una única entrada en la fachada principal. Sobre esta se encontraba la vivienda del responsable del edificio, que controlaba quien entraba y salía a través de la ventana geminada (o ajimez) en el zaguán del funduq.

El hermoso diseño de la portada del Corral del Carbón nos trae el eco de sus establecimientos hermanos en otras geografías: los jan, iwan, funduq, o los legendarios caravasares sasánidas que se dispersaban por las remotas rutas mercantiles orientales, como la de la seda.

 

A la izquierda portada del Corral del Carbón como luce en la actualidad, tras la última restauración realizada en 2006. Al derecha entrada principal del caravasar del Sultán Qaytbay en El Cairo, construido en el año 1481.

La fachada principal, tan bella como imponente, es algo muy fuera de lo común en el occidente musulmán en este tipo de inmuebles. En ella se despliega un muestrario a escala de la ornamentación alhambreña, los elementos más notables del estilo nazarí: los mocárabes, yeserías, arcos ciegos lobulados… Se trata de un cuerpo rectangular que se adelanta al edificio, de 10 metros de altura, en el que se inserta la entrada al recinto y que daba sobre el puente que cruzaba el río hasta la Alcaicería. En la portada, se abre un gran arco de herradura con una moldura festoneada de ladrillo, que limita las albanegas que muestran una yesería con decoración de ataurique. La inscripción en caracteres cúficos que aparece en la moldura horizontal que delimita el alfiz, dice, en traducción: “Dios es único; Dios es eterno; no engendró ni fue engendrado, ni tiene compañero alguno”.

Cuando los Reyes Católicos conquistan Granada se produce el reparto del patrimonio andalusí entre la iglesia, la nobleza y los cargos militares que contribuyeron a la victoria en la contienda, entre otros. Así, en 1494 ceden el Corral del Carbón a su criado y mozo de espuelas, Sancho de Arana. El documento reza: “tendrades en tenencia por nos la Casa del Alhóndiga gedida que es en la Cibdad de Granada, donde se vende el pan en grano é podades acoger en ella a cualquier personas que vinieren a la dicha Cibdad e llevar para vos los derechos e otras cosas que por ello vos debiesen dar segund se ha fecho e acostumbrado a facer en tiempos de los Reyes y Reynas moras de Granada, cuya fue la dicha casa en el nuestro después que ganamos la dicha Cibdad…”. La donación en propiedad se produce en el año 1500, como queda reflejado en un documento con fecha de 20 de diciembre de ese año, en donde queda expresado que ante él había “una puente que va a la calle del Zacatín”.

El río Darro a su paso por el Puente del Carbón, junto a la alhóndiga del mismo nombre. Grabado de David Roberts.

Tras la muerte del propietario se vende en pública subasta para convertirse en un punto de venta de carbón y luego en corral de comedias, al abrigo del Siglo de Oro del teatro español, uso que mantiene hasta 1593. En la actualidad se siguen celebrando en el patio de este edificio actividades como conciertos, representaciones teatrales y otras que son favorecidas por su fabulosa acústica.

El declive económico que sufrió Granada tras la expulsión en el siglo XVI de los moriscos, verdaderos artífices de la producción agrícola, textil, o cerámica entre otras muchas industrias, convierte el Corral del Carbón en una casa de vecinos. Aquí encontraron cobijo familias de condición humilde, que se alojaban en sus estancias y contaban con el patio para realizar actividades con las que se ganaban la vida como artesanos. Los bajos se utilizaban como caballerizas y lugar de almacén de mercancías. También sirvió durante un tiempo como Aduana y carbonería.

En el siglo XVII, Hernández de la Jorquera, en su obra Anales, deja documentado que «para la inmensa mayoría de las gentes el edificio, lo mismo entonces que ahora, parecía destartalado, viejo y feo, y desprovisto de interés por ser propiedad de la ciudad y por ello no se ha labrado en el solar del Corral del Carbón una gran casa principal, estando en el mejor sitio desta ciudad y en su mayor comercio […]. Durante este siglo, la alhóndiga servía de corral de vecindad, de depósito y almacén de mercancías, y caballerizas para los carboneros, e igualmente como aduana y peso público de la ciudad, actividades que simultaneaba con las del comercio y almacenaje de cereal. La actividad que dejó de desempeñar tras la conquista de Granada fue la de alojamiento, aunque se seguiría comerciando con productos normalmente importados, como los cereales que aquella época eran escasos en la península.

A finales de siglo XIX el Corral del Carbón, que en ese momento era propiedad privada, estuvo a punto de ser demolido, a pesar de haber sido declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1918. El gran interés del inmueble por su privilegiada posición en el centro de la ciudad y el alto precio del solar empujó a  algunos a proponer otras alternativas como la conservación sólo de la fachada como único elemento monumental y demoler el resto al carecer, según ellos, de mayor interés, y que estaba además en estado de casi total ruina.

El Corral del Carbón en el siglo XIX según David Roberts, a la derecha. A la izquierda, en una fotografía de principios del siglo XX.

Sin embargo, hubo personas que, como el gran arquitecto Leopoldo Torres-Balbás, arquitecto conservador de la Alhambra, y Manuel Gómez-Moreno, entre otros, supieron comprender la importancia que tenía la preservación y conservación del patrimonio histórico. Su empeño, junto con más personas que elaboraron una interminable lista de informes, evitó la demolición.

En 1928, el arquitecto conservador de la Alhambra consigue que el estado compre el Corral del Carbón por un valor de 128.000 pesetas, con los fondos correspondientes a la venta de billetes de entrada a la Alhambra, método que igualmente se utilizó para la restauración de este y otros monumentos andalusíes de Granada. Un año más tarde se redactan los dos primeros proyectos de intervención, que eran urgentes debido al estado de ruina inminente en que se encontraba, y donde no obstante vivían treinta y cinco familias de origen humilde que lo habían adecuado, destrozándolo todo para convertirlo en viviendas.

El antiguo funduq era una insalubre corrala de vecinos; se habían instalado cocinas, y para la salida de humos de los hornillos se rompieron suelos y paredes e incluso muros de carga. También se tabicaron partes de la galería, y en el patio se realizaban tareas domésticas.

Torres-Balbás se encargaría de su restauración y acometió los trabajos de consolidación estructural, ocupándose un año más tarde, en 1930, de los acabados. Entonces se descubren unos zócalos bellamente decorados en las estancias superiores dedicadas al hospedaje.

En 1992 se vuelve a intervenir en el edificio, siguiendo otras obras de corrección de desperfectos, hasta que en el año 2006 se realiza una magnífica intervención en la portada a manos de dos restauradoras Lourdes Blanca López y Lola Blanca López.

Imágenes que muestran la actividad diaria de los vecinos del Corral del Carbón hasta su desalojo para acometer las obras de restauración.

Este enclave urbano fue el que sufrió uno de los cambios más radicales tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Fue precisamente el emplazamiento que se eligió para la construcción la catedral y la Capilla Real, por lo que fue necesaria la demolición de una amplia cantidad de espacios. Más abajo, en Puerta Real, en donde estuvo ubicado el histórico Café Suizo, se sabe que existió otra Alhóndiga, la Zaida. Conocida como la Alhóndiga de los Cristianos, a los que estaba limitado su uso como resultado de la segregación que impusieron los monarcas tras la conquista, en ella se vendían productos alimenticios como aceite, queso, miel, uvas pasas, higos secos, frutas y productos agrícolas en general. Según los datos que aportaron las excavaciones realizadas en 1992, fue construida entre los siglos XII y XV y su configuración era casi idéntica a la de la vecina alhóndiga al-Yadida, el Corral del Carbón.

También se sabe que había tiendas de alimentación −de buñuelos y de comidas− donde podían comer los comerciantes y los asistentes a la mezquita para la oración. En este mismo entorno se ubicaba la madrasa de Granada, la Yusufiyya, la primera universidad pública de al-Andalus que fue fundada por Yusuf I en 1349; hoy es propiedad de la Universidad de Granada, dando continuidad a su propósito como centro de difusión cultural.

La Alhóndiga Zaida tuvo también gran importancia dada su ubicación. Se encontraba en la vecindad de las otras dos alhóndigas, y lo que es más importante, en un emplazamiento tan privilegiado como la plaza de la mezquita mayor. Además, estaba junto a la alcaicería, un lugar para la venta de artículos de lujo, donde como dato curioso se vendía el azúcar, muy preciado en la Edad Media y considerado un bien de lujo por su exotismo. Esta zona estaba vertebrada por una calle larga, al-Saqqatin, (Zacatín) que arrancaba en la actual Plaza Nueva y desembocaba en Bib-Rambla. Tanto el arabista Seco de Lucena como el historiador y arqueólogo Manuel Gómez Moreno están de acuerdo en que, según las fuentes consultadas, esta calle era tanto antes como ahora una calle eminentemente comercial, aunque en época nazarí estaba principalmente ocupada por plateros, lenceros, esparteros, etc. Por otro lado, Torres Balbás argumenta que el significado de su nombre en árabe (saqqatin) se debe a que en la calle había diversos comercios de ropavejeros.

Edificio en Puerta Real que ocupó la Alhóndiga Zaida, también conocida como de los Cristianos.

La afluencia de mercaderes extranjeros hacía necesaria la existencia de centros de alojamiento y depósito seguro para las mercancías. Fue el caso de la Alhóndiga de los Genoveses, en quienes los granadinos tenían una fiel clientela. Aquí se proveían principalmente de la reputada seda granadina y otros tejidos nobles, además de otros objetos suntuarios que se expendían en la Alcaicería. Otros mercaderes italianos, los toscanos, proveían sus industrias textiles con la seda de Granada, que los catalanes pretendieron monopolizar a principios del siglo XV. La Alhóndiga de los Genoveses estaba situada muy próxima a donde más tarde se levantó la Puerta del Perdón de la catedral. Cuando Granada pasa a manos cristianas en 1492, esta famosa alhóndiga se convierte en cárcel, según nos cuenta el viajero y médico alemán Jerónimo Münzer que visita Granada dos años más tarde de la conquista de la ciudad. La calle donde se encontraba recibiría el nombre de Cárcel Baja, y su derribo se produjo en la década de 1940.

Granada tenía el mayor patrimonio monumental andalusí de España. El proceso de demolición de edificios musulmanes o su adecuación para otros usos comienza en el siglo XV: las mezquitas y los principales edificios nobles dan paso a iglesias y conventos, cuando no se ceden a los distintos nobles que participaron en la conquista de Granada.

En el siglo XIX se acomete la mayor reforma urbanística que conoce la ciudad. Se hacía necesaria para el ensanche y construcción de nuevas vías y la reestructuración del entramado urbano para alojar nuevos barrios y espacios urbanos. El embovedado del río Darro vuelve inútiles los numerosos y pintorescos puentes, que como otros bellos rincones desaparecidos de la ciudad perviven solo en nuestra memoria, en los anales históricos o en el testimonio que los artistas y viajeros nos han dejado de ellos.

 

Por Ana M. Carreño Leyva

Fundación El legado andalusí

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez de Morales, Camilo. “Abd al-Basit visita el Reino de Granada. Revista del CEHGR núm 26. (2014).

Torres Balbás, Leopoldo. “Alcaicerías”. Al-Andalus nº 14 (1949).

Torres Balbás, Leopoldo. “Ciudades Hispanomusulmanas”. Madrid. Ministerio de Asuntos exteriores. (1951).

Seco de Lucena Paredes. Luis. “Escrituras árabes de la Universidad de Granada”. Al-Andalus, vol. 35-3 (1970).

Gómez-Moreno González, Manuel. Guía de Granada. …, op. cit., pág. 184. Madrid 1892

Jiménez Roldán, María del Carmen. “Del funduq a la alhóndiga: un espacio entre el emirato nazarí y el reino de Granada (s. XV-XVI)”. Al-Qantara IX 2, julio diciembre 2019.

Jiménez Roldán, María del Carmen. “De Fuduq a la alhóndiga: a Space between the Nasrid Emirate and the Kingdom of Granada (15th-16th century)”. Al-Qantara IX 2, July December 2019.

Henríquez de la Jorquera, Francisco. Anales de Granada: Descripción del Reino y ciudad de Granada; Crónica de la Reconquista (1482-1492); sucesos de los años 1588 a 1646. Granada: Universidad de Granada [etc.], 1987.

Fábregas García, Adela. «Formas cerámicas de azúcar de la lonja de Granada», Arqueología y territorio medieval, 2 (1995), pág. 225.

De la Obra Sierra, Juan María. Catálogo de protocolos…, op. cit., pág. 193, núm. 291. Villanueva Rico, M.ª del Carmen. Habices…, op.cit., pág. 30, núm. 28 y 29.

Arroyo Pérez, Encarnación. Pérez Torres, Carmen. Fresneda Padilla, Eduardo. López López, Manuel. Peña Rodríguez, José Manuel. «Excavación arqueológica de urgencia en la alhóndiga Zaida en Puerta Real – Calle Mesones (Granada)». Anuario Arqueológico de Andalucía/1992, t. III, Cádiz, 1995, págs. 279-283, espec. pág. 283.

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